JORGE A. LERA MEJÍA
México y Tamaulipas atraviesan una etapa de enfriamiento económico reflejada en el cierre sostenido de empresas formales y la desaceleración en la generación de empleos.
A nivel nacional, el Boletín de Análisis Económico de la Escuela de Negocios del Iteso documenta 17 meses consecutivos de disminución en empresas inscritas ante el IMSS, marcando un promedio de 69 cierres diarios.
Esto indica un debilitamiento del tejido productivo y menor capacidad para sostener empleo formal. En Tamaulipas, la tendencia es similar.
El registro de puestos de trabajo ante el IMSS cayó 24.9 por ciento en el primer semestre de 2025, y el estado perdió cerca de ocho mil 600 empleos formales durante el tercer trimestre.
Actualmente, el 54.5 por ciento de los trabajadores tamaulipecos están en el sector formal, mientras que el 45.5 laboran en la informalidad, cifra que es buena noticia por que supera la media nacional reportada. Sin embargo, la tendencia de la informalidad podría perder competitividad.
De acuerdo con datos del INEGI, en el segundo trimestre de 2025 la informalidad laboral alcanzó el 46.4 por ciento, la más alta en cinco años y representando a 767 mil habitantes activos del estado. Sólo en ese periodo, 24 mil personas migraron a esquemas sin prestaciones sociales o legales.
Las micro y pequeñas empresas (mipymes) en Tamaulipas constituyen el 97 por ciento de las unidades económicas y generan dos tercios del empleo formal.
Sin embargo, con el cierre constante de empresas y el aumento de la informalidad, estos negocios viven una presión estructural causada por el alto costo de servicios, inflación de insumos, baja demanda y limitado acceso a crédito.
El resultado es que miles de trabajadores despedidos o negocios cerrados pasan a la informalidad, perdiendo acceso al IMSS y otras prestaciones de seguridad social.
El salario promedio mensual en Tamaulipas fue de diez mil 600 pesos en el sector formal, pero sólo seis mil 200 pesos en el informal, lo que profundiza la desigualdad y dificulta la recuperación económica.
Las actividades más afectadas por la migración hacia la informalidad son el comercio, servicios y agroindustria, pues enfrentan mayor volatilidad de ingresos y menor protección ante crisis recurrentes.
A pesar de esfuerzos gubernamentales por vincular a 21 mil trabajadores a empleos formales durante el año, el balance sigue siendo negativo respecto a los niveles previos a la crisis.
Para revertir esta tendencia, es indispensable un conjunto de políticas públicas que fortalezcan la estructura productiva local. Entre las recomendaciones destacan:
Programas de crédito productivo con tasas preferenciales, capacitación tecnológica para facilitar la digitalización de mipymes, reducción de trámites administrativos, incentivos para la contratación formal y esquemas flexibles de seguridad social.
Estas acciones permitirían estabilizar el empleo formal, fortalecer las cadenas productivas y reducir la exposición de las micro y pequeñas empresas ante coyunturas económicas adversas.
Tamaulipas debe priorizar el fortalecimiento de sus mipymes como parte de la recuperación económica, pues el futuro laboral y social depende de la salud de este sector, que sostiene a la mayoría de los hogares y el empleo formal de la entidad.
